Calla by Montse Arispón

Calla by Montse Arispón

autor:Montse Arispón [Arispón, Montse]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2022-08-17T22:00:00+00:00


11

Miró la cama: no tenía ganas de hacerla, solo de tirarse sobre ella, bajar las persianas, quedarse a oscuras y que el tiempo pasara. Pero él no tardaría ni medio segundo en ir tras de ella para recriminarle que era una marrana. Así que sabía que debía terminar de adecentar el piso antes de descansar. Total, tampoco era tanto. Sin embargo, para ella sí, demasiado, todo lo que fuera más allá de despertar le suponía un esfuerzo sobrehumano que le costaba horrores sobrellevar. Ducharse, atarse los cordones o comer, cualquier tarea era titánica.

Depresión le había diagnosticado su médico de familia. Le prescribió unos antidepresivos, la derivó a Salud Mental, le firmó la baja laboral por enfermedad y a esperar. Por un lado, se alegraba de no tener que ir a la protectora. Ni siquiera se acordaba de los tiempos pasados, cuando su trabajo le apasionaba y los clientes se convertían en casi amigos con quienes charlar largo rato acerca de animales. Pero aquella etapa, como otras muchas, quedó atrás, tan lejos que el esfuerzo por recordarla no lograba traerla al presente. Ahora nada la motivaba: las personas, los animales, las cosas… le suponían una pereza soporífera.

Empezó a sacudir las sábanas y a estirarlas a continuación. ¡Cuántos momentos de gozo! ¡Cuántas confidencias entre caricias! Las de ella había brotado de su corazón, las de él… ¿Cuántas serían verdaderas? ¿Hasta dónde le había mentido? ¿Habría algo de cierto en lo poco que le había descrito sobre él y su vida? ¿Existían esas exesposas, a quienes nunca había visto? Y de existir, ¿serían ellas las posesivas? ¿Serían ellas las celosas? ¿En qué punto sin retorno ella misma, la que apreciaba tanto su libertad y la de sus allegados, se había convertido en una celotípica con él? ¿Cuándo había asomado los cuernos ese demonio de la desconfianza que la mortificaba por dentro? ¿Cuándo había dejado de ser ella misma? ¿Cómo era antes? Eso, ¿cómo era antes de él? Porque lo había olvidado.

Él había creado un torbellino de oscuridad alrededor de ella que la engullía, sin posibilidad de huida. Pero, mientras más luchaba por escapar, más se debilitaba y con mayor voracidad este la fagocitaba, imposibilitándole la fuga. Y al final, agotada, se hundía en su negrura.

Escuchó los pasos de él aproximándose. Lo temía, sí, pero también le deseaba. Ansiaba su presencia con ferocidad. Necesitaba olerlo e, incluso, oír su voz, por muy llena de reproches que esta estuviera. Anhelaba tocar su piel, aunque se hubiera vuelto fría como la de un cadáver en un depósito, pero lo necesitaba. Era adicta a él.

Apareció con la cadena en la mano. Se estremeció. Nunca sabía qué vendría a continuación, pero sí que se retorcería de placer. No quería. Esta vez se resistiría, no sucumbiría bajo su embrujo, no continuaría siendo su esclava. Pero esos pensamientos cayeron rendidos ante los ojos hipnotizantes de él. Por mucho que intentara apartar la vista, cuando su mirada la atrapaba caía de rodillas ante su dueño. Como una devota frente a su deidad idolatrada.



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